Ya entonces estaba estructurada la ciudad a lo largo de la calle del Uso, hoy Antonio Monedero, que desemboca en la Plaza de España y Plaza del Campillo. En su entorno se asentaban las casas nobles, palacetes y edificios religiosos. Otros ejes lo constituían la antigua carretera a Palencia, en el interior de las murallas. La calle de los Pastores comunicaba el centro con el Castillo.

Otra plaza principal era la del Hospital y el núcleo presentaba cuatro puertas de acceso: Puerta de San Juan, Ojo de la Virgen, Puerta de la Villa y Puerta de San Martín. De ellas sólo se conserva el Ojo de la Virgen.

A finales del siglo XVIII la ciudad presentaba un aspecto medieval aunque desaparecen las murallas y el Castillo se pierde a mediados del siglo XIX.

Sólo en el siglo XX se traspasa el límite del arroyo Valdesanjuan siguiendo los ejes lineales que corresponden al mayor tráfico de carros y carretas.

A lo largo de San Lázaro (hoy Abilio Calderón) se asientan villas urbanas y a mediados del siglo XX se cruza la carretera de Palencia camino de la Estación de ferrocarril y aparecen numerosos ejemplos de casas modestas de uno y dos pisos.

En la Plaza aún se pueden observar restos del Palacio que presidiera los años más gloriosos de la historia de la Ciudad.

Las calles de sabio trazado, umbrías en verano, protegidas del viento en los inviernos, muestran fachadas blasonadas, hermosos portales y ventanas enrejadas junto a humildes construcciones de adobe enjalbegado o recientes edificios que tratan de convivir con sus linajudos vecinos.